El Compliance o cumplimiento normativo se ha convertido en una de las tendencias jurídicas más importantes. El término, de origen anglosajón, hace referencia a la obligación de las empresas de cumplir con las leyes y regulaciones vigentes. Es decir, el Compliance es una manera de garantizar que las sociedades mercantiles cumplan con las normativas establecidas. Aunque pueda parecer sorprendente, lo cierto es que muchas empresas no cumplen completamente con las normas, al menos en cierta medida.

Las sociedades mercantiles tienen la peculiaridad de poder suscribir acuerdos con terceros como entidades «independientes» de sus administradores y socios. Este concepto jurídico ficticio se remonta al siglo XIX y ha permitido, durante muchos años, que las personas físicas cometan irregularidades mientras que la responsabilidad civil, fiscal, entre otras, se atribuye a la persona jurídica. Esto ha creado una ventana de oportunidad para enriquecerse, ya que si estas irregularidades nunca salen a la luz, a menudo no se enfrenta ninguna consecuencia.

Además, este sistema ha creado la posibilidad de que las sociedades comerciales cometan irregularidades penales, dejando como único afectado a un «testaferro» previamente seleccionado de forma intencional.

En este punto, se hace evidente la importancia del Compliance. El cumplimiento normativo permite que los trabajadores, becarios, colaboradores, y otros puedan denunciar prácticas abusivas e ilegales. 

Es importante tener en cuenta que las sociedades deben prestar atención tanto interna como externa. Los nuevos planes de igualdad o protocolos contra el acoso requieren conllevar una gran minuciosidad y especialización.

Aquellas empresas que pueden permitírselo, disponen de un departamento de Compliance dedicado a revisar, preparar y asegurar que la conducta empresarial se ajuste a lo exigido por el marco jurídico.

Sin embargo, una de las críticas habituales que se suele hacer al Compliance es que las empresas más pequeñas encuentran mayores dificultades para contar con esta herramienta en su seno. A menudo, estas empresas no disponen de los recursos económicos y materiales necesarios para tener un departamento de este tipo.

A pesar de esto, parece que será necesario que todos los empresarios se adapten al cumplimiento normativo antes o después, al menos según lo que pretende el legislador.

A continuación, os presentamos algunos de aspectos clave del Compliance a tener en cuenta:

  1. Cumplir con las normas externas: tanto la sociedad como las personas que trabajan en ella tienen la obligación de cumplir con la ley vigente.
  2. Cumplir con las normas internas: la sociedad y sus trabajadores también tienen la obligación de cumplir con su propia normativa interna, ya sean estatutos, normas o circulares internas.
  3. Sistema de control interno: es la piedra angular del Compliance. Se puede nombrar un responsable de cumplimiento normativo o establecer una oficina dedicada al cumplimiento. Además, se recomienda establecer un canal de denuncias o quejas anónimas para que los empleados o incluso los directivos puedan alertar sobre posibles irregularidades.

 

Para cualquier duda o ampliar la información nuestro equipo de asesores fiscales están a tu disposición.

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